En lo alto de los cerros, como abrazando el cielo, rodeada de picos de hasta 4.000 metros de altura y custodiada por cardones centinelas, la familia Álvarez Prado construyó –en su finca del siglo XVIII- una casona de techo colorado que es hoy un hotel para disfrutar en la más absoluta exclusividad.

Llegar a Casa Colorada es, ya, toda una aventura. Ubicada a 11 kilómetros del centro de Tilcara, el camino que lleva hasta su puerta se inicia detrás del pueblo, atraviesa la impactante Garganta del Diablo y se extiende al interior de una reserva donde habitan llamas, vicuñas, guanacos, pumas y cóndores. Un alto valle que también protege 1.800 ha de terrazas de cultivo que datan del siglo IX y una multitud de aromáticas con propiedades medicinales.

En la casa, construida con piedra y adobe, la deco de diseño fusiona la herencia andina con la cultura pos hispánica y el espíritu contemporáneo. Todos los colores, y las texturas, de la Quebrada, están presentes en los espléndidos livings, las 10 habitaciones –cada una con terraza propia- y el exquisito restaurante donde se luce la comida casera maridada con vinos seleccionados de la propia cava.