Sobre la empedrada calle Padilla, una antiquísima puerta de madera se recorta sobre el blanco de anchas paredes de adobe dando paso a un patio de geranios colorados que, como en un laberinto, lleva hacia el corazón de la última quinta del siglo XIX en Tilcara: un espléndido parque de 3600m2 poblado de árboles de damascos, manzanas, peras, ciruelas y membrillos. A su alrededor, se descubren las aberturas de la Suite Family –con dos cuartos y desayunador privado-, y las habitaciones –Matrimonial y Triple, Superior y Especial- que desde 2005 transformaron a Quinta La Paceña en una de las posadas más encantadoras de la Quebrada.

Sus propietarios y anfitriones, los tucumanos Lilia del Valle Feijóo y el arquitecto César Rodríguez Marquina, trabajaron durante diez años para hacer de la casa familiar de veraneo la posada de sus sueños. Respetando el sistema de construcción regional, sumaron piedra, adobe y madera a la casita original; vistieron las camas con blanquería 100% de algodón y textiles autóctonos; y crearon en cada rincón espacios que hablan de la cultura andina y de los tiempos de la evangelización de la América. Todo un universo para descansar en clave señorial.